Las raíces del conflicto de Chipre se remontan al periodo colonial británico, que duró de 1878 a 1959. Esta época sentó las bases de las futuras tensiones entre grecochipriotas y turcochipriotas. La adquisición británica de Chipre como protectorado en 1878 marcó el comienzo de un complejo panorama político.
La era colonial británica: Semillas de discordia
La importancia estratégica de la isla en el Mediterráneo la convirtió en un valioso activo para el Imperio Británico. Como potencia colonial, Gran Bretaña aplicó políticas que tendrían consecuencias trascendentales para el futuro de Chipre. El deseo de enosis, o unión con Grecia, de la mayoría grecochipriota se encontró con la resistencia tanto de las autoridades británicas como de la minoría turcochipriota. En este periodo surgieron sentimientos nacionalistas y se sembraron las semillas de una lucha intercomunitaria que más tarde desembocaría en un conflicto a gran escala.
La lucha por la independencia
Los años comprendidos entre 1955 y 1959 fueron testigos de una tumultuosa lucha por la independencia chipriota. Este periodo estuvo marcado por una intensa violencia y maniobras políticas. La organización grecochipriota EOKA (Organización Nacional de Combatientes Chipriotas) lanzó una campaña de guerrillas contra el dominio británico, con el objetivo de lograr la enosis. En respuesta, la administración colonial británica adoptó una estrategia de divide y vencerás, enfrentando a los turcochipriotas con sus homólogos griegos. Esta táctica exacerbó las tensiones existentes entre ambas comunidades. La formación de la Organización de Resistencia Turca (TMT) aumentó aún más la animosidad. A medida que el conflicto se agravaba, se hizo evidente que era necesaria una solución de compromiso. Los Acuerdos de Zurich y Londres de 1959 allanaron el camino para la independencia de Chipre, pero también sentaron las bases para futuras discordias.
El nacimiento de una nación dividida
Chipre obtuvo la independencia en 1960, pero el nuevo Estado se construyó sobre un terreno inestable. La constitución, diseñada para equilibrar los intereses de ambas comunidades, resultó ser una fuente de discordia. El Presidente, el arzobispo Makarios III, intentó navegar por las traicioneras aguas de la política chipriota, pero sus esfuerzos fueron a menudo recibidos con recelo por ambas partes.
La comunidad turcochipriota, temerosa de la marginación, empezó a abogar por el taksim, o partición de la isla. Las tensiones llegaron a un punto de ebullición en 1963, cuando Makarios propuso enmiendas constitucionales que se percibían como una amenaza para los derechos de los turcochipriotas. Esto condujo a la violencia intercomunitaria y a la separación efectiva de las dos comunidades. El despliegue de la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (UNFICYP) en 1964 fue un testimonio de la preocupación de la comunidad internacional por el deterioro de la situación.
La crisis de 1974
Los acontecimientos de 1974 marcaron un momento crucial en el conflicto de Chipre. Un golpe de estado, apoyado por la junta militar griega, derrocó al Presidente Makarios e instauró un gobierno pro-enosis. Esta acción llevó a Turquía a intervenir militarmente, invocando su papel de potencia garante en virtud de la constitución de 1960. La invasión turca provocó la partición de facto de la isla, con el tercio norte bajo control turco. Miles de chipriotas fueron desplazados, creando una crisis de refugiados que sigue teniendo repercusiones hoy en día.
El establecimiento de la República Turca del Norte de Chipre en 1983, sólo reconocida por Turquía, consolidó aún más la división. A pesar de los numerosos intentos de reunificación, incluido el fallido referéndum del Plan Annan en 2004, Chipre sigue dividida, lo que sirve de crudo recordatorio del impacto duradero de los conflictos históricos y los legados coloniales.