Por Olivia Wong, 18 de noviembre de 2025
Para emprendedores globales, inversores y profesionales que pueden trabajar desde cualquier lugar, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) siguen siendo una plataforma muy potente para estructurar negocios de forma eficiente desde el punto de vista fiscal, proteger el patrimonio y mantener una gran movilidad internacional, siempre que se respeten las normas de “sustancia económica” y los estándares de transparencia internacional. Entender estas reformas es ahora esencial para cualquiera que quiera utilizar los EAU como base de riqueza a largo plazo y jurisdicción “offshore” preferida.
Ya no es un país sin impuestos
El Decreto‑ley federal n.º 47 de 2022 introdujo un tipo estándar del impuesto de sociedades del 9 % sobre los beneficios empresariales superiores a 375.000 AED, aplicable a los ejercicios fiscales que comiencen el 1 de junio de 2023 o después de esa fecha. Los beneficios por debajo de ese umbral siguen tributando al 0 %, lo que protege a los negocios muy pequeños y a las startups de cargas fiscales inmediatas. Las actualizaciones posteriores confirmaron que las sociedades de zona franca que cumplan los requisitos aún pueden disfrutar de un 0 % sobre la renta cualificada, mientras que la renta no cualificada tributa al 9 %.
En 2025, los EAU pusieron en marcha un Impuesto Complementario Mínimo Nacional del 15 % para los grupos multinacionales con ingresos globales superiores a 750 millones de euros, garantizando que su tipo efectivo de gravamen alcance el mínimo global. Esto mantiene a los EAU alineados con las normas de la OCDE, al tiempo que conservan su atractivo para empresas más pequeñas y personas de alto patrimonio. Para la mayoría de fundadores, el verdadero cambio es la necesidad de una contabilidad adecuada, presentación anual de declaraciones y documentación de sustancia, en lugar de asumir un 0 % automático y perpetuo.

Zonas francas y sociedades “offshore”: dónde aún sobrevive el 0 %
Las zonas francas siguen siendo la columna vertebral de la oferta “offshore” de los EAU, especialmente en Dubái, Abu Dabi y Ras al‑Jaima. Las empresas constituidas en estas zonas todavía pueden acceder a un 0 % de impuesto de sociedades sobre la llamada “renta cualificada” si se convierten en Personas de Zona Franca Cualificadas y cumplen las normas de sustancia, actividad y de minimis.
Los ingresos procedentes de actividades excluidas o de operaciones excesivas con el territorio continental (“mainland”) pasan a tributar al 9 %. Si una empresa de zona franca no supera las pruebas de cualificación o de minimis, puede perder su estatus de 0 % durante varios años (fuente: UAE Ministry of Finance). Para quienes planifican estructuras offshore de forma seria, esto significa que las sociedades deben corresponderse con operaciones reales, y no ser simples entidades de papel.

Impuestos personales, IVA y costes cotidianos para los residentes
Para las personas físicas, los EAU siguen ofreciendo un trato fiscal excepcionalmente favorable. Los residentes no pagan impuesto sobre la renta personal por los salarios, la mayoría de rendimientos de inversión ni las plusvalías, lo que continúa atrayendo a profesionales que buscan un mayor ingreso neto.
Los propietarios de inmuebles no soportan impuestos federales recurrentes sobre la propiedad, aunque sí existen costes y tasas a nivel de transacción, que varían según el emirato.
El IVA, introducido en 2018 con un tipo del 5 %, sigue siendo uno de los tipos estándar de IVA más bajos del mundo, con varios sectores exentos, como la vivienda residencial básica, algunos servicios financieros y el transporte local de pasajeros. Desde el punto de vista del estilo de vida, los mayores costes de vida en ciudades como Dubái pueden compensar parcialmente las ventajas fiscales, sobre todo en vivienda, escolarización y sanidad.
Aun así, para muchos trabajadores móviles a nivel internacional, la combinación de cero impuesto sobre la renta personal, infraestructuras modernas y buenas conexiones de transporte convierte a los EAU en una base muy atractiva. El verdadero riesgo no suele estar en la fiscalidad local, sino en las normas del país de origen sobre residencia fiscal e imposición de la renta mundial, que pueden volver a gravar beneficios o salarios procedentes de los EAU si no se planifica con cuidado la residencia fiscal.

EAU frente a los paraísos fiscales clásicos y otros centros competidores
Si se comparan con centros “offshore” tradicionales como las Islas Vírgenes Británicas, las Islas Caimán o ciertas jurisdicciones del Caribe, los EAU ofrecen una economía real de mayor tamaño, un sistema bancario más sólido y mejor conectividad global.
Esos viejos paraísos fiscales aparecen con frecuencia en listas grises o negras, o están sometidos a presiones para frenar la planificación fiscal agresiva, mientras que los EAU se posicionan como una potencia regional legítima, alineada con las normas de la OCDE y del G20.
Frente a rivales como Singapur, Hong Kong o Irlanda, los EAU siguen destacando por su cero impuesto sobre la renta personal, un IVA relativamente bajo y tipos del 0 % selectivos sobre el impuesto de sociedades en zonas francas que cumplan los requisitos. Su tipo del 9 % sobre beneficios empresariales ordinarios es inferior al de muchos hubs europeos, aunque el recargo del 15 % para grandes multinacionales lo alinea con las reglas globales de impuesto mínimo. Muchos inversores ven a los EAU como un modelo híbrido: no un paraíso fiscal insular y opaco, sino un hub orientado a la movilidad y al estilo de vida, donde directivos pueden vivir, trabajar y gestionar activos internacionales disfrutando de ventajas fiscales importantes, aunque ya no absolutas.

Entonces, ¿son los EAU un paraíso fiscal?
Sí, lo son, con una buena planificación fiscal, para determinados perceptores de renta ubicados en zonas francas, emprendedores individuales y trabajadores remotos (0 % de impuesto sobre la renta) y inversores en acciones y criptomonedas (también 0 % de impuestos).
Los EAU han pasado de ser un refugio casi totalmente libre de impuestos a convertirse en una jurisdicción sofisticada de baja tributación que prioriza la transparencia y la sustancia económica. Las ventajas clave siguen siendo poderosas: ausencia de impuesto sobre la renta personal para residentes, tipos del 0 % específicos para entidades de zona franca que cumplan los requisitos, sólidas leyes de protección de activos e infraestructuras de nivel mundial.
La clave ya no es buscar secretismo, sino diseñar estructuras sólidas y legales que aprovechen los puntos fuertes del sistema de los EAU y, al mismo tiempo, estén preparadas para resistir futuras reformas internacionales.








