Se preveía que el año 2023 sería una época de gran apertura para China. Con el levantamiento de las restricciones de COVID-19, el mundo esperaba un rápido rejuvenecimiento de la economía del Reino Medio. Sin embargo, seis meses después de la retirada de la política de COVID cero, los últimos datos muestran una realidad opuesta. China se enfrenta a un sinfín de problemas, como la desaceleración del consumo, la inestabilidad del mercado inmobiliario, el descenso de las exportaciones y un desempleo juvenil sin precedentes.
Los cambios demográficos de China
El panorama demográfico de China presenta una imagen preocupante, y algunos expertos en geopolítica como Peter Zeihan afirman incluso que es el peor a escala mundial. El efecto dominó de la política china del hijo único ha tenido profundas consecuencias imprevistas. Aunque inicialmente tuvo éxito en el control del crecimiento de la población, la política desencadenó inadvertidamente desafíos demográficos, exacerbados por la rápida industrialización y urbanización del país. A medida que las familias se trasladaban de las zonas rurales a las urbanas, la crianza de los hijos se hacía más difícil debido a las limitaciones espaciales y económicas. En la actualidad, la mano de obra joven de China se está reduciendo drásticamente. Dado que la población del país alcanzó su máximo hace más de una década, se prevé que en 2030 habrá más jubilados que trabajadores en activo.
Una economía tambaleante
Tras una reactivación inicial de las ventas minoristas a finales de 2022, China registró su segundo mes consecutivo de menor crecimiento de la demanda en junio de 2023. Las ventas al por menor sólo aumentaron un 3,1% en comparación con el año anterior, una fuerte caída desde el crecimiento del 18,4% registrado en abril. Según Bloomberg, debido a la debilidad de los ingresos y a la inseguridad laboral, los consumidores chinos dudan a la hora de gastar. Además, la tasa de desempleo juvenil alcanzó un récord del 21,3% en junio. Esta mala situación económica, agravada por normativas desfavorables y sanciones a empresas privadas prósperas como Alibaba, Tencent y Didi en 2020-2021, dibuja un panorama económico sombrío.
La falta de demanda interna ha contribuido a la ausencia de inflación. La tasa de inflación de China registró su quinto descenso mensual consecutivo, situándose en un 0,0% en junio de 2023. La exportación, uno de los principales motores de la economía china, también se ha visto afectada negativamente debido a la ralentización de la economía mundial. El país experimentó su tercer mes consecutivo de descenso de las exportaciones en junio de 2023, el más drástico desde el inicio de la pandemia.
Los frugales consumidores chinos
Ante la disminución de los ingresos y la inseguridad laboral, los consumidores chinos limitan sus gastos. En junio, durante el Festival del Bote del Dragón (uno de los festivales más significativos de la cultura china), los ingresos del turismo nacional cayeron más de un 5% en comparación con los niveles anteriores a la pandemia. Varios factores contribuyen a este descenso, entre ellos el desempleo juvenil, que en junio alcanzó un nivel récord del 21,3%. Con la actual situación económica, los consumidores tienden más a ahorrar que a gastar dinero.
Problemas inmobiliarios
El mercado inmobiliario chino es otro sector crucial sometido a tensiones. En 2020, el gobierno intentó atajar las deudas de los promotores inmobiliarios para minimizar los riesgos del sistema financiero. Sin embargo, esto provocó numerosas quiebras y una caída de los precios inmobiliarios, un duro golpe para muchos chinos que veían el sector inmobiliario como una inversión «segura». Actualmente, a pesar de un programa de ayudas a los promotores introducido a finales de 2022, la tendencia negativa no muestra signos de invertirse. Los precios inmobiliarios siguen cayendo y se registra un descenso significativo del número de compradores.
La respuesta del Banco Popular de China
En respuesta a la ralentización de la economía, el Banco Popular de China (BPC) redujo los tipos de interés en junio de 2023. Esta medida, que no estaba prevista, ha desatado especulaciones sobre nuevas reducciones. El PBoC contempla varias medidas para estimular la demanda interna. Entre ellas, relajar las restricciones a la propiedad inmobiliaria, ofrecer exenciones fiscales a los consumidores, invertir más en infraestructuras e incentivar a los productores, especialmente en el sector de la tecnología avanzada. No obstante, el principal reto sigue siendo estimular la economía sin aumentar la deuda del país.